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Museo Histórico Nacional

Retrato del gobernador Francisco

En esta nueva edición, se distingue un retrato del gobernador Francisco de Paula Sanz pintado en óleo sobre tela.

EL PERRO CALIENTA PIES
 
En el retrato de Francisco de Paula Sanz realizado a fines del siglo XVIII, entre sus detalles, podemos ver un “perro pila”. A continuación, transcribimos un fragmento de un texto del entonces director del Museo Histórico Nacional, Antonio Dellepiane, donde hace referencia a este detalle y luego unas fuentes y bibliografía donde se alude al “perro pila”.
 
“(...) Una perrita en estado grávido, de esas pertenecientes a la raza de los pelados, que utilizaron nuestras abuelas como sucedáneo económico de los artefactos de calefacción, antaño todavía incipientes, sentada en canina actitud, semejando a un inmenso batracio, parece como absorta en su sueño interior perdida en el vacío de la mirada de sus esféricos ojos de vidrio casi diríase inteligentes”.
FUENTE: DELLEPIANE, Antonio; “Una Visita al Museo Histórico Nacional” en “Tribuna Libre”, Bs. As., 13 de julio de 1921, Nº 98, p. 14.
 
“(...) El combustible era también escaso. Raras eran las casas con chimenea. El calientapiés con brasas de carbón vegetal era el gran recurso. Se vivía tiritando de frío. Y era creencia, que persiste, que el fuego no era sano. En algunas casas, el calientapiés para la cama era un pelado, raza de perro que se ha extinguido. El pelado hacía su turno y no pocas disputas ocasionaba”.
FUENTE: MANSILLA, Lucio V.; “Mis Memorias. Infancia – Adolescencia”, CM Editores, Bs. As., 2006, p. 206.
 
“El perro de ultramar era relativamente desconocido para el indio, que poseía canes de talla más reducida y cuerpo menudo, casi pelado, y que estaban privados del profundo ladrido de los alanos. Son perros mudos. Todos los cronistas de las Antillas, Tierra Firme, Santa Marta, Nicaragua y México singularizan a los perros indígenas por una apariencia insignificante y por su falta de voz; a lo sumo elogian su buena carne, condición que les había ganado cierto prestigio entre los soldados hambrientos”.
FUENTE: SALAS, Alberto Mario; “Las Armas de la Conquista”, Emecé Editores, Bs. As., 1950, p. 159.
 
“Desde que el español pisó por primera vez tierras americanas, notó que los nativos habían domesticado un cánido que los llenó de curiosidad por la falta de pelaje. Conocido desde México hasta la Argentina, el perro pila –tal su nombre vulgar– era y todavía lo es, totalmente lampiño, y servía como perro de compañía y de guardia, también para combatir los cíclicos momentos de hambrunas o para calentarse los pies durante las noches, costumbre que persiste en nuestros pueblos del noroeste”.
FUENTE: VILCHES, Jorge Daniel; “Un animal patagónico extinguido: el perro fueguino” en “Todo es Historia”, Bs. As., Diciembre de 2005, Nº 461, p. 31.