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Museo Histórico Nacional

Mariquita: una mujer tenaz

El Museo Histórico Nacional busca homenajear en el día de la fecha a una gran mujer, la señora Mariquita Sánchez de Thompson.

La idea de destinar un día del calendario para recordar y reforzar las reivindicaciones del género femenino, surgió recién a principios del siglo XX, impulsada por el auge del movimiento obrero internacional y el desarrollo del capitalismo industrial. Nacida en 1786, María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo, más conocida como Mariquita Sánchez de Thompsonfue la única hija de un matrimonio de patricios, su padre era español y su madre porteña. La familia pertenecía a una élite de comerciantes, un grupo social que tenía características culturales bastante singulares. Por ejemplo, era habitual que las hijas de los comerciantes aprendieran a leer, escribir y contar, para que pudieran colaborar o sostener la empresa familiar en el caso de fallecimiento de su esposo. La enseñanza de las primeras letras a las niñas, se impartía en el domicilio o en algunas escuelas muy rudimentarias, de las que Mariquita nos ha dejado escritas algunas de sus experiencias. En este escrito, explica no sólo las características de la educación de su época, sino también las costumbres sociales, la religión, las comidas, las modas y reflexiones de varios de los acontecimientos político-militares como las Invasiones Inglesas al Río de la Plata (1806-1807). Mariquita se destacó por ser una mujer apasionada, de espíritu rebelde y tenaz, y una gran observadora y participante de todos los sucesos históricos que le tocó vivir. Ella conocía sobre cultura general, artes e idiomas y tenía un gran carisma. De hecho, pese a que no se caracterizaba por poseer una gran belleza, seducía mucho a los hombres por su encanto, inteligencia, estilo y porque se podía conversar con ella de una amplia variedad de temas.
La sociedad colonial se regía con pautas religiosas y éticas del Antiguo Régimen, donde se pensaba a las mujeres casi como niñas que debían estar subordinadas a sus padres primero y luego de casadas a sus esposos. Apenas las niñas entraban en la “adolescencia”, los padres se encargaban de buscarles un marido apropiado de acuerdo con los intereses económicos y sociales de la familia. Los matrimonios eran alianzas y los comerciantes buscaban maridos también comerciantes para conservar e incrementar el patrimonio de sus familias. Los padres de Mariquita eligieron como candidato para su hija a un primo viudo, bastante mayor que ella, aunque estaba enamorada de otro primo suyo. Y durante años cuestionó y luchó en contra de este matrimonio arreglado. Sin embargo, la Real Pragmática sobre Hijos de Familia, que regía desde 1778 en las posesiones españolas, ordenaba que los hijos de “blancos” menores de 25 años sólo podían casarse con el consentimiento de sus padres, tutores o encargados. Esto dio lugar a varios procesos judiciales conocidos como “juicios de disenso”, en los cuales los novios buscaban obtener de la autoridad pública un permiso a un matrimonio negado por los padres, o un rechazo a la imposición de un matrimonio no deseado.
Martín Thompson y Mariquita Sánchez acudieron a los tribunales virreinales para poder estar juntos y el 10 de julio de 1804, Mariquita le escribió al virrey sobre su complicada situación familiar. Diez días después, el 20 de julio de 1804, obtuvo el consentimiento del virrey Sobremonte para contraer nupcias en contra de la voluntad de sus padres. Y el 29 de julio de ese mismo año, los flamantes novios contrajeron matrimonio en la Iglesia de la Merced. Esta no fue la única lucha que llevó adelante en su vida esta gran dama patricia, pero es la que en esta ocasión recordaremos porque defendió su derecho a la felicidad y a la libre elección.
Hacia 1860 y con 74 años escribió sus memorias que hoy se conocen como Recuerdos del Buenos Aires Virreinal, de la que extraemos algunas líneas sobre su pensamiento. “Las pobres hijas no se habrían atrevido a hacer la menor observación, era preciso obedecer. Los padres creían que ellos sabían mejor lo que convenía a sus hijas y era perder tiempo hacerles variar de opinión. De aquí venía que muchas jóvenes preferían hacerse religiosas que casarse contra su gusto con hombres que les inspiraban aversión más bien que amor”.
Para conmemorar a Mariquita, compartimos una imagen de un retrato suyo realizado por el artista alemán Moritz Rugendas en el año 1845 en la ciudad de Montevideo que actualmente se exhibe en el Museo. Es un retrato de cuerpo entero, algo poco frecuente para la época, donde predominaba la pintura de bustos. Además, fue uno de los primeros retratos románticos del Río de la Plata, por la representación de la naturaleza y la exaltación de lo autóctono. En la obra, Mariquita, aparece sentada en medio de un paisaje bello y exuberante y con una figura idealizada (ya tenía 59 años de edad). Aunque se trata de un paisaje compuesto en el taller, Rugendas incorporó en él apuntes tomados del natural, por lo que rompió con la tendencia tradicional de los artistas a utilizar fondos neutros u oscuros para los retratos.