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Museo Histórico Nacional

Remedios de Escalada de San Martín

“Retrato de Remedios Escalada de San Martín”. Medio cuerpo. Miniatura sobre marfil. Autor: Anónimo. (Medida: 59 x 75 mm). Donación de Remedios Oromí de Acosta, 4-VI-1909 (Foto izq.). “Retrato de Remedios Escalada de San Martín”. Busto. Miniatura sobre marfil. Autor: Carlos Durand, Mendoza, 1817. (Medida: 48 x 60 mm). Donación de los herederos de Federico N. Terrero, 10-IV-1923 (Foto der.).

“María de los Remedios Escalada y Quintana de San Martín, nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1797 y falleció en la misma ciudad el 3 de agosto de 1823.
Fue su padre Antonio José de Escalada, miembro de una familia patricia y patriota, que ocupó altos cargos públicos, así como fue su posición social y su riqueza, con un profundo compromiso hacia la Revolución de Mayo de 1810. Enviudó en 1784 y se casó en segundas nupcias con Tomasa de la Quintana y Aoiz, de un linaje cuyos miembros se habían destacado en la lucha contra los portugueses primero, y el invasor inglés después. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos que fueron Manuel, Mariano, María de los Remedios y María de las Nieves.
Nos cuenta Héctor Juan Piccinal en “El matrimonio de San Martín” que “los Escalada eran el centro de la alta sociedad de aquella época gloriosa”.
Más adelante expresa: “No tenemos muchos detalles sobre la personalidad de María de los Remedios, pero basta leer cualquiera de sus cartas para entender que la elegancia y claridad de su estilo, y de su letra, no pueden ser sino el fruto de una educación esmerada, como era de esperar viniendo de una familia principal y porque la buena educación era un hecho corriente en Buenos Aires, en la época...”. Continúa Piccinali, agregando que: “su nombre aparece en la Gaceta Ministerial del 26 de junio de 1812...” entre otras damas “...donantes de un fusil cada una para los ejércitos de la Patria”.
Florencia Grosso, nos dice en su libro “Remedios de Escalada de San Martín su vida y su tiempo”. “Por lo expuesto y por mucho más que podría decirse, podemos comprobar que en los tiempos de Remeditos, existían escuelas, maestros y textos para la enseñanza. No hay duda que su educación fue esmerada, como correspondía a hija de familia tan principal, ilustrada y progresista”. “Sabía el francés y tocaba piano. Hemos encontrado alguna referencia a que cantaba con gusto”. “Su instrucción, su refinamiento, y el halo de prestigio recibido por heredad, hacían de ella el ejemplo de la perfecta damita de su tiempo”.
FUENTE: ESTOL, Jorge César; “Pinacoteca Virtual Sanmartiniana”, Editores Argentinos Asociados e Instituto Nacional Sanmartiniano, Bs As, 2006, p 163.
“¿Que argentino ignora que el más grande hombre de su patria fue José de San Martín?. En cambio son pocos los que saben quien era su esposa, la digna matrona que con su enlace contribuyó a los hechos y al lustre del General de los Andes.
María de los Remedios Escalada, nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1797 y era hija del Canciller de la Real Audiencia, don Antonio José de Escalada y de doña Tomasa de la Quintana.
Creció entre los goces y caricias del hogar, donde fue siempre la más distinguida por su carácter y sus bellas condiciones.
Cuenta la tradición, que su padre la mimaba de tal modo, que no vivía sino consagrado a su educación, tratando de agradarle hasta en sus caprichos.
Tenía 14 años cuando arribó a nuestras playas, tras larga ausencia el comandante San Martín y como la casa de los Escalada era un centro de los patriotas de la Revolución, fue de los concurrentes a ella, desde que manifestó sus intenciones de servir a la causa de la independencia.
(…)
El viejo Escalada, quizá entrevió en aquel soldado, la pasta de un gran general, y no tuvo inconveniente en aceptar los galanteos a su hija, a pesar de la diferencia de edad entre ambos, que era casi de veinte años. Ella, niña, no muy alta, delgada y de poca salud; él, de edad provecta, estatura atlética, robusto y fuerte como un roble.
Los Escalada necesitaban un militar en su círculo, y ninguno mejor para ser incorporado que este veterano valiente y pundonoroso. San Martín vinculándose a esta familia conquistaba posición y atraía a sus filas un cuadro de oficiales que, como sus hermanos políticos Manuel y Mariano (…) harían honor al regimiento que empezaba a formar.
El matrimonio se efectuó privadamente, el 12 de noviembre de 1812 (sic. 12 de septiembre) y fueron testigos “entre otros – dice la partida original- el sargento mayor de ‘granaderos a caballo, don Carlos de Alvear y su esposa Carmen Quintanilla’.
No habían pasado tres meses de esta ceremonia, cuando el teniente coronel San Martín tuvo ocasión de recoger el primer laurel de sus triunfos, junto al Convento de San Lorenzo (…)
(…)
Apenas llegó (San Martín) a la capital de Cuyo, Remedios fue saludada y agasajada por aquella sociedad y se hizo querer tanto que aún no se han olvidado las simpatías que inspiró en ella.
Su casa era alegre, hospitalaria; allí concurrían los oficiales, amigos del pueblo natal y los jóvenes de la localidad que se agregaron (…)
(…)
Un día del año 1819 (sic 1817) San Martín manifestó a su esposa que convenía regresase al lado de sus padres, y ella, tan tierna hija como obediente consorte, así lo hizo, llevando muy pequeña a la que después fue la señora de nuestro ministro en Francia, don Mariano Balcarce.
Vivió en Buenos Aires, en casa de sus padres, esperando siempre la vuelta anunciada de su esposo.
Estaba abatida y enferma, y la muerte de su padre agravó su malestar en 1822. Los médicos aconsejaron que saliera al campo, y fue con toda la familia a la quinta, donde falleció tísica, el 3 de agosto de 1823.
Murió como una santa – nos decía una de las sobrinas, que rodeó su lecho en los últimos instantes- pensando en San Martín, que no tardó en llegar algunos meses después, con amargura en el corazón y un desencanto y melancolía que no le abandonaron jamás.
En el cementerio de la Recoleta, hay un pequeño monumento de mármol que hizo levantar su esposo en 1824 y que dice: “Aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín”, y cubre los restos de la que fue digna hija, virtuosa esposa, madre amantísima y mujer merecedora del respeto general”.
FUENTE: CARRANZA, Adolfo P. “Patricias Argentinas”, Patricias Argentinas “Dios y Patria”, Bs As, 1910, pp 107-111.