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Museo Histórico Nacional

17 de Junio - El rostro del Gral. Martín Miguel de Güemes

“El rostro de Güemes”

Por Rogelio Wenceslao Saravia Toledo
“(...) Es verdad que Martín Miguel de Güemes no fue retratado en vida, ni al óleo ni al lápiz y menos aún existió la posibilidad de reproducir su imagen a través del sistema ideado por el decorador teatral y físico francés Louis Jacques Daguerre (…)
El no haber posado para que se le pintara pudo haber respondido a múltiples y variadas causas, o circunstancias, todas conjeturales o meras suposiciones, tales como el hecho de haber vivido nada más que escasos 36 años (nació en 1785 y falleció en 1821) de los cuales pasó su infancia en Salta y su adolescencia en Buenos Aires, regresando recién en 1809, a los 24 años de edad, a su ciudad natal para emprender poco tiempo después de lleno, sin pausa ni descanso, su afanosa y heroica gesta de la lucha por la liberación del dominio español, lapso vital este de azarosos escasos 12 años transcurridos entre batallas y ajetreos políticos que, obviamente, no le dejaron resquicio de tiempo alguno ni sosiego para someterse a la tediosa tarea de posar para un retrato o tal vez porque pensó que ya habría oportunidades en el futuro o quizá no le interesaba pues no pensó tampoco que tendría tan prematura muerte y menos aún en las circunstancias en que ésta aconteció. (…)
Además estimo que en aquellos tiempos, no abundaban artistas plásticos en nuestra patria y que, los pocos que hubieran habido, tampoco andarían ofreciendo por doquier sus capacidades pictóricas en tal dilatado territorio y menos aún en nuestra Salta tan lejana, por aquel entonces, del puerto de Buenos Aires (…)
Volviendo al rostro de Martín Miguel de Güemes, se sabe que el citado pintor francés Charton que en 1876 invitado se encontraba en Tucumán ejecutando diversas obras, era apoyado en su tarea pictórica por el Dr. Juan María Gutiérrez (…) el cual tenía una gran amistad con un salteño con quien mantenía un asiduo intercambio epistolar, el Dr. Juan Martín Leguizamón Goicoechea (…) Así las cosas, como producto de la referida amistad y el común interés por nuestra historia y en especial por el tema que hoy nos ocupa, Juan María Gutiérrez le escribe en 1876 desde Buenos Aires a Leguizamón, manifestándole: Creo que Ud podrá satisfacer su viejo deseo de ver pintado un cuadro del General Güemes, retrato que acaso pudiese confeccionarse directamente allí, bajo la dirección eficaz de Ud que sabrá proporcionar los materiales y agrega El pintor francés, Monsieur Ernest Charton, que es persona en la que creo pueda Ud concretar su aspiración, ha pasado actualmente a Tucumán donde permanecerá un tiempo en busca de antecedentes para un óleo que se propone realizar sobre Marco Avellaneda, tal como lo ha hecho de Echeverría. Es posible que Monsieur Charton pinte otros cuadros en Tucumán y Ud podrá obtener la manera de llevarlo a Salta, donde los Tedin también lo atenderán (…) Ante ello Leguizamón habría viajado de inmediato hacia la vecina Tucumán, conociendo al pintor con quien se vinculara estrechamente e interesándolo en pintar al héroe gaucho, por lo cual este se trasladó ese año a Salta a fin de realizar un retrato del general Güemes, según lo refiere la tradición oral transmitida por familiares del Dr. Juan Martín Leguizamón.
Como ya expresáramos, el prócer no dejó en vida perduración fisonómica, pero sus contemporáneos y familiares conservan en sus memorias su imagen, su rostro, y muchos de estos afirmaban, por aquellos años de 1876, que entre las personas que más se le parecían estaban sus hijos, don Martín del Milagro Güemes Puch (…) y don Luis Güemes Puch, como así también, don Carlos Murua Figueroa (…) que era sobrino nieto del prócer.
Previamente, antes de adentrarnos en el análisis de hasta que punto, porque y de que manera fueron utilizados el rostro, la fisonomía, la imagen de los mencionados parientes en la confección del primer retrato que se realizara sobre Güemes producto del tesón que al respecto pusiera don Juan Martín Leguizamón para concretar su, desde hacía tiempo anhelado y loable proyecto, cabe resaltar que si bien se carecía de un retrato tomado del natural, son varias las referencias literarias e históricas que describen físicamente al prócer, algunas de contemporáneos que lo conocieron personalmente y otros por referencias.
Así el relato que realizara Juana Manuela Gorriti en su “Güemes – Recuerdos de la Infancia”, escrito y publicado en 1853 (…) Allí expresa, que siendo niña en su Horcones natal, al escuchar un rumor de voces y el galope de caballos, miró hacia el sendero que llevaba a la casa y vio arribaban dos jinetes. Uno de ellos era “un guerrero alto, esbelto, de admirable apostura, de cabellera negra, de largos bucles y una barba rizada y brillante, encuadraban su bello rostro de perfil griego y expresión dulce y benigna...” Montaba, con gracia infinita un fogoso caballo negro.”, mientras “grupos de hombres de campo y algunos soldados”...precipitándose a su encuentro, clamando con delirante entusiasmo, ¡Güemes! ¡Viva Güemes!. Tal relato, a pesar de haber sido escrito mucho tiempo después del suceso que describe y que había acontecido cuando la notable escritora salteña era una niña de corta edad, aunque denota un fuerte contenido emocional y romántico pues la misma autora refiere que “miraba embebecida”...”la brillante aparición ante sus ojos”, sin duda nos indica rasgos fisonómicos del prócer tales como su cabellera, su barba, su mirada, su porte, etc., indiscutibles por ser una versión de la única persona que lo describe habiéndolo tenido ante su presencia salvo, las referencias que de Martín Miguel de Güemes hace Dionisio Puch, en una carta familiar, pero coincidentes con la caracterización de Juana Manuela Gorriti, esto es, “de talla esbelta, cabellera negra de largos bucles, barba negra, larga y risada, brillantes ojos pardos, tez de color blanco pálido”, etc. (…)
Observándolas podemos constatar en todas ellas, la misma poblada barba, su idéntica mirada profunda y aguzada, su frente amplia, su cabellera negra, su gesto adusto de guerrero indomable que plasma el citado Charton en su retrato a lápiz que confeccionara en su estadía en nuestra ciudad, en el cual, sin embargo, Güemes aparecía, con indumentaria gaucha y había sido obsequiado, conforme a distintas tradiciones orales que así lo aseveran, por el Dr. Juan Martín Leguizamón al Dr. Ángel Justiniano Carranza (…) quien también había tentado a varios plásticos para reproducir al general Gúemes pero vestido con uniforme blanco con alamares y pelliza mordoré de húsar, iniciativas que vaya a saber porque no se concretaron a pesar de que el citado notable historiador no le habría resultado de su total complacencia el realizado por el pintor francés pues su deseo era el de un Güemes vestido de militar. Las vueltas de la vida hicieron, sin saberse el motivo o la causa, que al referido primer retrato a lápiz del prócer no se le viera nunca más ni tampoco se conociere su paradero o destino final.
Sin embargo, existen ciertos datos que indicarían que inspirándose en el cuadro de Charton, el artista salteño don Casiano Hoyos y también tomando como modelo a don Carlos Murúa, confeccionó otro dibujo a lápiz de Güemes en uniforme, como el que a manera de bosquejo o boceto también a lápiz había encargado el Dr. Carranza y fuera firmado con las iniciales FG que algunos atribuyen a don Flavio García y otros, tal como Juan Martín Leguizamón al religioso franciscano Fray Luis Gorgi, afamado artista y escultor italiano. (…)”.
FUENTE: www.portaldesalta.gov.ar 30/7/2015.
Retrato del General Martín Miguel de Güemes. Óleo sobre tela. Autor: Juan Laporte. Medida: 315 X 370 mm. Donación de Juan Laporte, 3-XI-1922
Fotografía. Retrato del General Martín Güemes. Busto. Ampliación fotográfica de un dibujo. Medida: 40.5 x 48.5 cm.