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Museo Histórico Nacional

DETALLES PARA VER XV

“Retrato del Capitán Domingo de Acassuso”. Cuerpo entero. Óleo sobre madera. Autor: Anónimo. Con leyenda. (Medida: 610 x 900 mm). Donación de Eduardo O'Gorman, 5-XI-1898.

“(...) Domingo de Acassuso no se conforma con su iglesia rural (San Isidro Labrador) y decide erigir otra en la ciudad. Elije para ello un terreno que pertenecía a su yerno, don Francisco de Araujo, en los arrabales, cerca de un corral de vacas y mataderos; la actual manzana Cerrito, Lavalle, C. Pellegrini, Corrientes. Su intención incluye la construcción anexa al templo de una casa para “doncellas huérfanas y pobres”, como le dice a Juan de Narbona – constructor del Pilar- pidiéndole que guarde el secreto. La obra se inicia en 1721, con fondos provenientes de la venta de 163 negros esclavos del Real Asiento de los Ingleses, a Potosí. Pero la suerte no lo acompaña, y un día, el 8 de marzo de 1727, mientras inspecciona las obras, cae de un andamio y muere. (…) La iglesia era en cruz latina, de cañón corrido, de 39 metros de largo por 8 de ancho. Tenía cúpula en el crucero, dos capillas laterales, altar mayor con retablo sin dorar y una torre a su izquierda. El retablo del altar era obra de Diego Pereira, así como una talla de Santa Bárbara destinada a la fachada la cual luego se perdió, siendo hallada, cuando la demolición, en el sitio indicado por el contrato y encontrándose en la actualidad – bastante mutilada- en el Museo Fernández Blanco. A su costado se edificó la casa para convento, con cuatro cuartos bajos y cuatro altos, patio cerrado y cinco habitaciones para oficinas. Más hacia el norte, hacia Lavalle, estaba el terreno destinado a camposanto.
 
Ana María Costa de Rodríguez Lubary, relata en La Nación que su bisabuela adquirió el sitio en 1822 y, al cavar los cimientos, aparecieron restos humanos del primitivo camposanto; era en Lavalle y Carlos Pellegrini. (…) Cuando se abren las diagonales y se ensancha Corrientes el templo queda en su curso. Es expropiada y se ordena su desalojo en 1930. (…) Y así muere la iglesia de Acassuso; la que sólo conserva de aquélla las paredes y la planta; la de disconformes capuchinas; aquella cuya torre fue el primer mástil de la bandera argentina en nuestra ciudad. Fue esa torre, precisamente, lo último en sucumbir; como un barco cuyo mástil con la bandera es lo último que se hunde. Cayó así para siempre en aras del progreso que no permitía conservarla, como se conservaron otros edificios mucho menos importantes”.
 
FUENTE: LUQUI LAGLEYZE, Julio A.; “Las Iglesias de la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires (1536-1810)”, MCBA, Bs As, 1981, pp 89-95.