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Museo Histórico Nacional

Un contexto muy complicado

Conoce más de la exhibición Tiempo de Revolución, que propone una nueva mirada para entender una etapa fundacional de la historia argentina y americana, atendiendo a diversos temas, espacios y personajes.

Wellington en Waterloo, litografía de Bromley & Cooper

La búsqueda de reconocimiento externo

Desde el principio los revolucionarios buscaron el apoyo de otros países, especialmente del Reino Unido y de los Estados Unidos. Intentaron conseguir un reconocimiento que los protegiera de los españoles, y también la posibilidad de conseguir crédito y de comprar armas.

Pero los sucesivos intentos diplomáticos fracasaron. Si bien muchos comerciantes británicos celebraron la apertura del libre comercio, las autoridades del Reino Unido privilegiaron su alianza con España contra Napoleón, y no apoyaron a la revolución rioplatense. Algo similar ocurrió en Estados Unidos: hubo quienes mostraron simpatía por las revoluciones hispanoamericanas, pero los gobiernos les negaron ayuda. La ambición estadounidense de comprar Florida a los españoles pesó en esta posición.

La Santa Alianza

En 1814 los revolucionarios intentaron negociar con Fernando VII. Le pidieron que aceptara “la independencia política de este Continente” y si no,  “la libertad civil de estas Provincias”; es decir, la autonomía dentro la monarquía española. Pero el rey rechazó todo. Cuando Napoléon fue derrotado por segunda vez en 1815, en la batalla de Waterloo, se consolidó la Santa Alianza, que quería derribar a cualquier gobierno surgido de una revolución.

Las revoluciones vecinas

Cuando en 1810 se inició la revolución rioplatense, se produjeron fenómenos similares en Venezuela, Nueva Granada (hoy Colombia), Nueva España (hoy México), Quito (hoy Ecuador) y Chile. Pero para el momento en el que el Congreso de Tucumán declaró la independencia, todas esas revoluciones habían sido vencidas por los realistas. La lucha de los patriotas se relanzaria en el norte de Sudamérica a partir de 1817, cuando Bolívar fue ayudado por los haitianos a reorganizar sus fuerzas.

Las posibles invasiones

En 1815, tras el fin de su guerra con los franceses, Fernando VII pudo enviar una expedición a América. Iba a dirigirse al Río de la Plata, pero finalmente decidió atacar a los revolucionarios en Venezuela y Nueva Granada. En 1819 se preparó otra gran expedición contra el Río de la Plata. Pero cuando a comienzos de 1820 iba a zarpar, parte de las tropas se rebelaron contra Fernando VII para restaurar la Constitución de Cádiz. Los rioplatenses volvieron a salvarse.