Tras la liberación de Chile, el pueblo quería conocer a su héroe. San Martín accedió a ser retratado por José Gil de Castro, quien se encontraba en Santiago. El Libertador entabló amistad con el pintor y una querencia especial con el cuadro, ya que se lo llevó consigo cuando se exilió a Europa.
En este retrato, José de San Martín tiene 39 años, viste el uniforme de granadero con el que ejerció el mando como general en jefe del Ejército de los Andes, tiene el sable corvo debajo del brazo, la banda de general y sobre la mesa se encuentra célebre sombrero falucho.
Con el paso del tiempo, José Gil de Castro se convirtió en el pintor de libertadores: retrató a Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Bernardo O’Higgins, entre otros.